El perfil de riesgo, derivado de las fluctuaciones pasadas del mercado, muestra el riesgo al que está expuesta la cartera. Esta evaluación ayuda a armonizar sus inversiones con sus objetivos financieros y su propensión al riesgo.
El perfil de diversificación evalúa la distribución de las inversiones entre distintas clases de activos, regiones y sectores. Esta evaluación ayuda a reducir los riesgos, maximizar los rendimientos y evitar la concentración excesiva en una sola área.
Inversores equilibrados
Este tipo de cartera encaja con alguien que busque crecimiento del capital a largo plazo, con un horizonte mínimo de 10 años y que acepte caídas temporales significativas sin entrar en pánico. La tolerancia al riesgo sería moderada-alta: no es adecuada para quien priorice estabilidad a corto plazo o tenga objetivos muy cercanos como comprar vivienda en pocos años. Puede ser atractiva para quien quiera aprovechar la rentabilidad histórica de la renta variable global, confíe en la diversificación geográfica y sectorial, y esté dispuesto a soportar volatilidad a cambio de un mejor potencial de rentabilidad real frente a la inflación en el tiempo.
La estructura de la cartera está muy centrada en renta variable global, con alrededor del 95% en acciones y solo un 5% en efectivo sintético. Hay una mezcla de índices amplios de grandes compañías, estrategias multifactor y exposiciones a small caps y emergentes, lo que crea una diversificación amplia frente a un simple índice mundial. Frente a una referencia típica “balanced” que incluiría entre 30% y 50% de bonos, aquí el peso en renta fija es prácticamente nulo, lo que la hace más dinámica. Mantener esta composición implica aceptar más subidas y bajadas a cambio de un mayor potencial de crecimiento a largo plazo.
Con una CAGR del 10,61%, una inversión hipotética de 10.000 € habría crecido hasta unos 27.300 € en el periodo analizado, asumiendo capitalización constante. Esta tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) mide la “velocidad media” de crecimiento, como el promedio de velocidad en un viaje largo. La máxima caída histórica cercana al -34% muestra, sin embargo, que los descensos temporales pueden ser intensos. Es normal que una cartera tan orientada a acciones tenga más volatilidad que un benchmark mixto con bonos. Aunque este historial es sólido y alineado con la renta variable global, recuerda que el pasado no garantiza resultados similares en el futuro.
El análisis Monte Carlo, con 1.000 simulaciones, usa datos históricos y los “remezcla” para generar muchos futuros posibles. La mediana de +205% implica que, si se repitieran condiciones similares, 10.000 € podrían situarse en torno a 30.500 € en el escenario central, mientras que el percentil 67 apunta a un resultado bastante mejor. Que 947 de 1.000 simulaciones terminen en positivo es coherente con una estrategia de renta variable a largo plazo. Aun así, los modelos simplifican la realidad: no capturan cambios estructurales ni eventos extremos inéditos. Sirven más como brújula orientativa que como predicción exacta.
La asignación por clases de activo es muy clara: aproximadamente 95% en acciones, 5% en “otros” (principalmente efectivo sintético) y 0% en bonos tradicionales. Para un perfil “balanced” típico, esta estructura está más cerca de una cartera de crecimiento que de una cartera mixta clásica. Esto es positivo si se busca maximizar crecimiento a largo plazo y se toleran grandes oscilaciones en el camino. Para alguien que priorice estabilidad o necesidades de liquidez a medio plazo, podría valorarse introducir renta fija o activos menos volátiles para suavizar caídas sin renunciar del todo al potencial de crecimiento de la renta variable global.
La cartera cubre bien los principales sectores: tecnología 19%, servicios financieros 17%, industriales 13%, consumo cíclico 10% y sanidad 8%, con el resto repartido de forma bastante equilibrada. Esta distribución se parece bastante a los grandes índices mundiales, lo que indica una diversificación sectorial sólida. Un peso elevado en tecnología y consumo cíclico favorece el crecimiento cuando la economía va bien, pero puede generar más volatilidad en entornos de tipos altos o recesión. El hecho de que no exista un sector dominante extremo es una buena señal: se reduce el riesgo de que un único segmento del mercado arrastre todo el resultado de la cartera.
La asignación geográfica es amplia: unos 48% en Norteamérica, 26% en Europa desarrollada, cerca de 11% en Asia desarrollada (incluida Japón y Australasia) y alrededor de 8% en emergentes repartidos por Asia, Latinoamérica y África. Esta mezcla está bastante alineada con el peso económico y bursátil mundial, algo muy positivo para la diversificación. El ligero sesgo hacia Norteamérica sigue la pauta de muchos índices globales, que han sido beneficiados por el buen comportamiento de las grandes empresas estadounidenses. Mantener esta diversificación geográfica ayuda a no depender de un solo país o región, aunque siempre habrá periodos donde alguna zona se quede claramente atrás.
Por capitalización, la cartera combina grandes compañías (mega y big suman más de la mitad) con una presencia significativa en medianas y pequeñas empresas (algo más del 30% en conjunto, incluyendo micro caps). Esta mezcla suele aumentar la diversificación y el potencial de retorno, porque small y mid caps pueden crecer más rápido a largo plazo, aunque también sufren caídas más acusadas en crisis. Frente a un índice puro de grandes compañías, este enfoque de tamaños más variados da un perfil algo más agresivo y con más dispersión de resultados. A largo plazo, esa combinación de tamaños puede ayudar a mejorar el equilibrio riesgo-rentabilidad.
El coste total estimado (TER alrededor de 0,23%) es muy bajo para una cartera tan diversificada y con varias estrategias de factores. Los gastos corrientes reducen la rentabilidad año tras año, como una pequeña fuga constante en un depósito de agua. Aquí los costes están claramente por debajo de la media de muchos fondos tradicionales y son competitivos incluso frente a otras carteras indexadas. Mantener esta disciplina de costes bajos es una de las palancas más seguras para mejorar resultados a largo plazo, porque no depende del comportamiento del mercado. Seguir priorizando productos eficientes en comisiones refuerza la solidez de la estrategia global.
This chart shows the Efficient Frontier, calculated using your current assets with different allocation combinations. It highlights the best balance between risk and return based on historical data. "Efficient" portfolios maximize returns for a given risk or minimize risk for a given return. Portfolios below the curve are less efficient. This is informational and not a recommendation to buy or sell any assets.
En términos de riesgo y retorno, esta cartera podría analizarse sobre una “Frontera Eficiente”, es decir, el conjunto de combinaciones entre estos mismos ETFs que ofrece la mejor relación rentabilidad-riesgo posible. Aquí la “eficiencia” no significa máxima diversificación absoluta, sino obtener el máximo retorno esperado para un nivel de volatilidad dado, o el menor riesgo para una rentabilidad esperada concreta. Dado el alto peso en renta variable, pequeños ajustes entre factores (valor, momentum, multifactor) y tamaños de empresa podrían desplazar la cartera ligeramente hacia una posición más eficiente. Aun así, ya se sitúa cerca de un perfil de crecimiento global bien estructurado y con costes muy competitivos.
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